En Europa decidimos

Hace unos días tuve la oportunidad de moderar un foro de la alimentación que, con la participación de cuatro españoles miembros del Comité Económico y Social Europeo (CESE), con enfoques desde el ámbito de la agricultura, la pesca, la alimentación y la distribución alimentaria, nos dejó muchas ideas de interés en nuestra relación con Europa.

Las cercanas elecciones europeas, ya completamente a la vista, hicieron el debate muy productivo. El papel de Bruselas, de las instituciones comunitarias en general, y en particular, el del Parlamento Europeo, es clave para la definición de las políticas agroalimentarias. Es sabido que muchas de las cuestiones que nos afectan en nuestro día a día, se deciden en la Unión Europea (UE). En el caso de la agricultura, la pesca y la alimentación, esta afirmación es todavía más valida.

Quizá el mensaje más importante del debate, y en el que hemos insistido ya en más ocasiones, en este blog, es que en las elecciones europeas nos jugamos mucho. Más allá de los análisis en clave nacional, del reparto de fuerzas entre los partidos políticos en las únicas elecciones de circunscripción única que se celebran en nuestro país -lo que da un mismo peso a cada uno de los votos en todo el territorio-, y de su efecto en esta legislatura nacional, que apenas acaba de echar a andar, está la elección de nuestros 61 parlamentarios y las políticas que defenderán desde sus escaños.

La inclusión de cuestiones de interés para el sector agroalimentario, en los programas electorales, es una pista muy interesante de por donde podrán ir los tiros. El sector agrario de nuestro país necesita de fuerzas políticas que crean en el proyecto europeo. Que sean europeístas, que apuesten por las políticas comunes y confíen en la fuerza de la unión.

El proyecto europeo, y la PAC como política que tanto nos afecta, han sido imprescindibles para la rentabilidad de nuestros sectores agrario y pesquero, para su modernización e innovación, y lo van a seguir siendo en el futuro. Una UE fuerte, significa una PAC fuerte y con presupuesto suficiente para el futuro. De estas elecciones al parlamento europeo, dependerá en gran medida la reforma de la PAC actual y la negociación de la nueva política para el período 2028-2034.

La normativa ambiental, el desarrollo del pacto verde, o el cumplimiento de nuestros compromisos internacionales en la lucha contra el cambio climática y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, son también políticas europeas irrenunciables. Forman parte ya del corazón de las políticas comunitarias y de la identidad del proyecto europeo, y nuestro compromiso a su favor debe ser claro y contundente.

En estos próximos años, la negociación de las denominadas clausulas espejo -y toda la política comercial europea-, la legislación sobre el etiquetado nutricional, el presupuesto de las políticas migratorias, la política exterior o la innovación, entre otras muchas cuestiones que nos afectan, pasarán también por el parlamento europeo.  

Quienes, desde posiciones populistas, cuestionan la UE, la existencia de políticas comunes o los compromisos ambientales, hoy tan urgentes, se convierten en auténticos irresponsables, cuya presencia en las instituciones amenaza a la Europa que hemos construido entre todos, desde la solidaridad y la cooperación, en las últimas décadas.

Para que Europa sea vista con interés -y con buenos ojos- por parte de los ciudadanos, es necesario mejorar el relato, los mensajes, hacer más y mejor pedagogía y contar, con datos, y realidades, lo que Europa significa para nuestra vida. En lo pequeño, y más cercano, como puede ser, por ejemplo, la mejor seguridad alimentaria del mundo, de la que disfrutamos al llenar la cesta de la compra, y en lo grande, y más lejano, como, por ejemplo, los fondos destinados a la PAC o la geopolítica en la que la UE nos hace grandes a todos los Estados Miembros, pequeños por si solos, en la esfera internacional

Para que la maquinaria funcione, además, es muy importante el papel de lo que denominamos sociedad civil. El sector agroalimentario español -el que representa a la cadena agroalimentaria en su conjunto, incluida la distribución- debe ir de la mano, Trabajar con una visión más colectiva, aumentar su presencia en Bruselas, y ejercer la tarea de interlocución y de grupo de presión, en igualdad de condiciones con otros sectores de la economía. Esta nueva legislatura debe servir, pues, para aumentar el papel de la sociedad civil del agro español en Bruselas. Y para aportar una visión de cadena en las negociaciones de las leyes, y demás normativa que pueda afectarnos, en el parlamento europeo, y en el resto de las instituciones comunitarias.

Finalmente, es muy importante que los representantes en el parlamento europeo cuenten con el sector, con los agricultores y ganaderos, con los pescadores, y las cooperativas, por citar algunos ejemplos muy representativos, a la hora de legislar y decidir. La conexión entre las instituciones comunitarias y su forma de hacer política, y lo que ciudadanos que están sobre el terreno conocen y piensan, es siempre mejorable. Y un reto para estos próximos cinco años.

En definitiva, nos jugamos mucho. Y debemos participar en las elecciones europeas, porque, cada vez más, de ellas depende nuestro futuro. Y también sin duda, hemos de empezar a cambiar nuestra percepción sobre lo que representan -y significan- las palabras “Bruselas” o “Europa”.

Europa somos todos. Todos nosotros, también. Y en Europa, no deciden, sino que decidimos todos.

Pues eso. A decidir.

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