Una vendimia diferente

A finales ya de agosto y, en los últimos años, cada vez antes, se inicia ya la vendimia en la mitad sur de España. Primero, con las nuevas variedades más tempranas y, en un par de semanas, con el tempranillo y el airén. Un poco más tarde en la mitad norte, se generalizará la vendimia para la segunda mitad del mes de septiembre y las primeras semanas de octubre. Un rito anual que se produce desde tiempos inmemoriales al finalizar el estío.

Sin embargo, la vendimia cada año es distinta. Y este, más si cabe. En la última entrada en este blog, hacíamos ya referencia a la problemática acuciante del sector del vino. La enorme producción -53 millones de hectólitros- de la campaña pasada -motivada, fundamentalmente, por el excelente e histórico rendimiento del secano, debido a las muy favorables condiciones climatológicas-, unida a una reducción de las exportaciones, por primera vez, tras años de crecimiento (18,3 millones de hectólitros en 2013 frente a 22 millones en 2012) y la caída imparable del consumo interior (9,3 millones de hectólitros en 2013 frente a 9,9 en 2012), lleva provocando tensiones en los mercados desde el inicio de la primavera, apuntando a unas existencias, a inicio de campaña, por encima de 35 millones de hectólitros, cifra muy superior a la del inicio de la campaña pasada (28 millones de hectólitros).

Todos, en el sector y en las administraciones agrarias, son conocedores de los vaivenes del mercado y de la alternancia de años buenos en cuanto a precios con períodos de dificultad, generalmente más largos, fruto de la evolución de los mercados del vino, el equilibrio con el alcohol de uso de boca y el mosto, y la climatología. Esta situación es especialmente frecuente desde la desaparición de los principales instrumentos de regulación de mercados que ofrecía la OCM del vino.

Así, nos encontramos ante una situación que era predecible, ya al inicio de la campaña pasada. Basta echar un rápido vistazo a la hemeroteca para comprobar las previsiones de cosecha de algunos Consejeros de agricultura. Y aún así, resulta que ha pasado el año, hemos llegado a la siguiente vendimia, y sólo el Ministerio de Agricultura ha movido ficha. Es sorprendente la parálisis de algunas Comunidades Autónomas, ante la difícil situación que está viviendo el sector.

Viñedo y olivar en Monroyo (Teruel)

Viñedo y olivar en Monroyo (Teruel)

Dos iniciativas se han producido, ambas desde el Ministerio, en estos últimos meses. Por un lado, la propuesta de obligar a la destilación a aquellas bodegas que tuvieran excedentes a 31 de julio y que hubieran tenido rendimientos significativamente altos en la campaña pasada. Todas las organizaciones, excepto UPA, llegaron a un acuerdo con el Ministerio sobre esta propuesta a primeros de julio que, en la práctica, obligaba a las bodegas afectadas a vender el vino sobrante a la destilación a precio cero, teniendo además, previsiblemente, que hacerse cargo de los costes de transporte a la destilería. Algo inaudito, y que, como era fácil de imaginar, llevó a las bodegas a una espiral de ventas antes de la fecha límite del 31 de julio, que les permitiera sacar algo de rentabilidad al producto. Consecuencia, bajada inmediata de los precios, y efectos colaterales, incluso en los precios de la uva para el inicio de esta campaña. La situación fue tal que obligó a dar marcha atrás al acuerdo.

Conviene recordar que a esta situación se llega por la dificultad de implementar la destilación de crisis, prevista en el Reglamento de la OCM Única, pero a financiar con fondos nacionales -lo que crea desigualdades entre Estados Miembros en la Unión Europea. Los que puedan pagárselo, la aplicarán los años complicados, y los que no, como España, se encontrarán sin solución-.

 

La uva tempranillo, en secano, preparada para ser vendimiada

La uva tempranillo, en secano, preparada para ser vendimiada

La otra iniciativa a la que nos referíamos, es la puesta en marcha de la Interprofesional del Vino. Sin duda, se trata de un importante avance que debe servir para muchas cosas, entre ellas, la planificación de la campaña, la elaboración de contratos tipo -y su aplicación efectiva, incluyendo diferenciación por calidades- y el fomento del consumo y la promoción. Pero cuidado. No debe limitarse sólo a la promoción. Debe servir para una planificación sostenible del sector a medio y largo plazo.

Sólo un pero. Comienza la Interprofesional con algunas ausencias. No forman parte de la misma las organizaciones de destiladores y elaboradores y comercializadores de mosto, que son, eslabones esenciales en el sector. Se les ha incluido en una Comisión Consultiva, y habrá que ver su funcionamiento.

Para la campaña que ahora se inicia, será preciso un diálogo permanente entre los diferentes interlocutores del sector, entre ellos y con la Administración, el aumento de la transparencia (tablillas con precios desde el primer día, contratos con precios y condiciones claras para proveedores de uva y vino, y para compradores), la introducción general de diferenciación en precios, por calidades de la uva, y por variedades, la apuesta, innegociable, por la promoción, y el estudio de alternativas, dentro y fuera del programa de apoyo al sector.  En fin, muchas tareas por delante.

Buena vendimia a todos.

 

 

Comments
2 Responses to “Una vendimia diferente”
  1. Isabel Bombal dice:

    El análisis es muy completo, Paco. Enhorabuena. Lo que creo que debemos debatir es qué instrumentos y utilizamos para lograr los objetivos de interlocución, transparencia y precios justos que planteas. Además de la interprofesional, ¿no debería organizarse el sector productor? ¿Qué papel deberían jugar las posibles organizaciones de productores? ¿Por qué no se constituyen seriamente?

    • Muchas gracias, Isabel, por tu comentario. Creo que la interprofesional es el foro adecuado para mejorar la transparencia y garantizar los derechos de todos los eslabones de la cadena en la negociación de compra-venta, a través de los contratos tipo. No obstante, en el sector existen otras interprofesionales con ámbitos más reducidos (Denominaciones de origen, regiones…) que también pueden (y deben) hacer este papel. La organizaciones de productores pueden ser complementarias y contribuir a reforzar el papel de los productores, aunque en el sector del vino, el Reglamento de la OCM Única no lo ha incluido entre los sectores como la leche, carne de vacuno, herbáceos o aceite de oliva, en los que las organizaciones de productores pueden concentrar la oferta por encima de porcentajes muy significativos (hasta el 33% de la producción nacional en el caso de la leche, por ejemplo), cumpliendo la normativa de competencia.

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