La PAC no puede esperar
A pocos días de conocer la propuesta de la Comisión Europea sobre el nuevo Marco Financiero Plurianual (MFP) -los presupuestos- de la Unión Europea para el periodo 2021-2027, es momento de retomar las reflexiones sobre la reforma de la PAC. La incertidumbre sobre los tiempos de la aprobación del citado MFP y de la reforma de la PAC -también, en teoría, para el periodo 20121-2027- es enorme. En ello influye, fundamentalmente, la convocatoria de Elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019 y la renovación del Colegio de Comisarios ese mismo año.
Parece difícil que antes de que se renueven estas dos instituciones comunitarias -Comisión y Parlamento- se aprueben -a tres bandas, entre el Consejo, la Comisión, y el Parlamento- unos presupuestos y una PAC, excesivamente «revolucionarios». No parece haber tiempo para negociaciones complejas y cambios disruptivos en dos cuestiones de tanta trascendencia en la Unión Europea. Si se aceleran las negociaciones, previsiblemente, los cambios serán menores. Las quinielas europeas, apuestan en estos momentos por un MFP acordado antes de mayo de 2019 y una reforma de la PAC pospuesta para 2020 o, incluso, 2021.
El MFP es el primer paso para poder reformar la PAC y el resto de políticas comunitarias para el periodo 20121-2027. Y, a pesar de que el borrador para iniciar las negociaciones está apunto de publicarse, muchas incógnitas siguen todavía sin ser reveladas: ¿Habrá una reducción del presupuesto de gastos como consecuencia del Brexit? ¿Estarán dispuestos los 27 Estados Miembros a aumentar su contribución a las arcas comunitarias? ¿Cuál será la distribución entre las diferentes políticas? En caso de reducción del presupuesto, ¿dónde se producirán los recortes? ¿Saldrá la PAC beneficiada o perjudicada?
La lógica indica que, a pesar de la propuesta de la Comisión -en la que, lógicamente se habrán tenido en cuenta las posiciones iniciales de los Estados Miembros-, serán los Jefes de Estado y de Gobierno los que tengan la decisión en sus manos, muy a pesar de los parlamentarios europeos y del Colegio de Comisarios.
En estas circunstancias, un recorte del presupuesto, muy previsiblemente, traería consigo una reducción del capítulo de la PAC. Sin embargo, en caso de que el presupuesto se mantenga -o incluso se incremente-, la PAC podría mantener cifras parecidas a las actuales. Al menos, existe esa posibilidad.
Y no debemos descartar que Francia y, sobre todo, Alemania, impulsen un incremento de las aportaciones de los EEMM a las arcas comunitarias. En la coyuntura actual, con la salida del Reino Unido y la crisis de afectos hacia el proyecto europeo en la mayoría de los países, incrementar el presupuesto -y, consecuentemente, las políticas y planteamientos comunes-, puede ser un revulsivo para el proyecto europeo.
En cuanto a España, debe defender un incremento de las aportaciones de los EEMM, que mantenga políticas europeas clave, particularmente la PAC, que es la que equilibra nuestro balance de aportaciones y retornos con la UE.
Es también el momento de argumentar la necesidad de la PAC, de destacar los efectos beneficiosos para el conjunto de los ciudadanos europeos, para el territorio rural, para los agricultores y para el medio ambiente. No hay que dar ninguna batalla por perdida. Y menos, la de concienciar a la sociedad sobre cuestiones tan relevantes.
Y lo más importante de todo. Para poder justificar el presupuesto de la PAC -en el MFP-es necesario «contar» que es lo que queremos hacer con esta política. La Comisión Europea ya ha puesto encima de la mesa un primer borrador que ha abierto el debate a nivel europeo, apostando por una mayor subsidiariedad -aumentando las decisiones a tomar en los EEMM o en las regiones-, por los agricultores profesionales, el relevo generacional o por la aplicación de techos de ayudas por explotación. Y es el momento de opinar, de posicionarse, desde los EEMM.
En España, el Ministerio de Agricultura prefiere retrasar las conversaciones con las Comunidades Autónomas, a cuando se conozcan los borradores de los reglamentos de la reforma. Creo que no deberíamos esperar. Así lo entendemos muchas CCAA, que hemos iniciado ya el debate a nivel interno.
Así, en Castilla-La Mancha, abrimos hace mas de un año, un proceso de participación con todos los agentes económicos, sociales y ambientales, que ha concluido, en una primera fase, en el documento de posición de Castilla-La Mancha sobre la PAC (http://www.castillalamancha.es/sites/default/files/documentos/pdf/20180323/posicion_comun_de_clm_reforma_pac_definitivo.pdf). Es una propuesta concreta, comprometida con el futuro de la PAC y que apuesta por un modelo de agricultura, coincidente, en muchos puntos, con las líneas generales de la propuesta de la Comisión Europea.
Además, hemos iniciado contactos con otras CCAA, lo que nos ha llevado, en primera instancia, a firmar un acuerdo de posición común entre Castilla-La Mancha y Aragón, que, esperemos pueda ampliarse a más regiones. Es una forma de avanzar en un debate imprescindible e inaplazable, que nos permita influir desde España en la negociación en Bruselas. Es muy importante que entre todos, Ministerio y CCAA, podamos acordar una posición española. No se puede hacer de otra forma.
Y debemos hacerlo pronto. La PAC no puede esperar.