Las ovejas bomberas: la joya de nuestra ganadería

Hace unos días tuve la oportunidad de compartir jornada con pastores trashumantes en Vega del Codorno, en la Serranía de Cuenca. Estos pastores siguen moviéndose con sus ovejas y cabras, como ha ocurrido siempre, en busca de pastos frescos y mejor climatología en la época invernal. Desde siempre han sido ellos, los pastores trashumantes, los que han recorrido nuestra geografía utilizando las «autopistas del medievo», las vías pecuarias, que conectan nuestra geografía, llegando a todos los rincones del medio rural. Son estos ganaderos, en definitiva, los que han vertebrado una parte muy importante del territorio de nuestro país, además de moldear el paisaje y dar vida a nuestros pueblos.

Traigo hoy a este blog, la importancia de la ganadería extensiva. Es la que pasta el territorio, no se deslocaliza y es la que más necesita del apoyo de la Administración pública agraria. Por eso, en Castilla-La Mancha hemos puesto en marcha un Plan Estratégico de Apoyo a la Ganadería Extensiva, dotado con 50 millones de euros, que convierte a esta región en el paradigma del impulso a este modelo de producción ganadera. Siendo siempre difícil la elección sobre dónde destinar los recursos públicos, es necesario tomar decisiones sobre las prioridades de la acción política. Estoy especialmente orgulloso de que en Castilla-La Mancha hayamos priorizado este modelo de ganadería, tan necesario, que tanto -y con tan poco reconocimiento social- contribuye a nuestra sociedad, proveyendo alimentos. Un magnífico ejemplo es el del queso manchego, producido exclusivamente a partir de la leche de ovejas de raza manchega, nuestra raza autóctona por excelencia y  que aporta externalidades, en forma de desarrollo rural, medio ambiente, paisaje… Territorio, en definitiva.

Rebaño de merino en Vega del Codorno (Cuenca)

En este plan, hemos incluido líneas de ayuda diferentes, pero todas orientadas a hacer rentable la ganadería extensiva en Castilla-La Mancha, como el pastoreo (con 1.700 ganaderos de razas autóctonas, que pastan, como beneficiarios y 39 millones de euros de dotación a repartir en cinco anualidades, con un máximo de 6.000 euros por explotación), el apoyo a las razas autóctonas (con 60.000 euros de ayuda por asociación responsable de la genética de cada raza), el impulso a las razas en peligro de extinción (dotada con 2,7 millones de euros, para los ganaderos comprometidos con el mantenimiento de estas razas más vulnerables) o una ayuda novedosa, única en España, para el fomento del bienestar animal de los pequeños rumiantes (ovino y caprino), dotada con 8,5 millones de euros (ayuda máxima de 3.000 euros por explotación).

Por otra parte, también hemos tenido en cuenta la prevención frente a ataques al ganado, de lobos o buitres (por ejemplo a través de la construcción de apriscos o la instalación de pastores eléctricos) y las indemnizaciones frente a estos ataques, respondiendo así a una demanda historia de los ganaderos.

Pero quizá, lo más representativo de este Plan y, en lo que más ilusión hemos puesto, es en lo que hemos denominado la ayuda para las «ovejas bomberas». Se trata de hacer prevención de incendios forestales durante todo el año -compatible con los tratamientos selvícolas que hacen los trabajadores de la empresa pública GEACAM-, como se ha hecho siempre, pastando el monte. La ayuda servirá para compensar -y reconocer- el esfuerzo y el compromiso, de los ganaderos extensivos, con el medio ambiente y, de forma más concreta, con la extinción de los incendios forestales a través de la prevención.

Rebaño de ovejas de raza manchega

Todas estas líneas de ayuda, responden a una acción política decidida en pos de este modelo de ganadería que depende, sin duda, del compromiso por parte de las Administraciones, de defensa del medio rural y de lucha contra el despoblamiento. Pero esto, a pesar de todo, no es suficiente.

Para esta difícil batalla hay que contar con más recursos. Y, para ello, también debe estar la PAC. En pleno debate sobre su reforma, es momento de indicar -también en esta cuestión-  las prioridades. Por varios motivos. El primero, la necesidad de establecer los objetivos o retos principales en materia de agricultura y ganadería para utilizar mejor los recursos -no sirve el modelo de café para todos, que se aplica -con matices- en la actual PAC-. Y en segundo lugar, porque con la PAC que se viene aplicando desde 1986 en nuestro país -con la que se ha conseguido hacer nuestra agricultura, en términos generales, más competitiva y garantizarle un mejor futuro- no se ha conseguido el objetivo de la rentabilidad de la ganadería extensiva y el de evitar el despoblamiento de muchas zonas rurales -precisamente, las que más dependen del ovino y el caprino en extensivo-. Y si algo no funciona, hay que cambiarlo.

Aprovecho esta tribuna para reclamar, en la futura PAC, un mayor peso de la ganadería extensiva. Para ello, hay que transformar las ayudas por superficie para los ganaderos de la actual PAC, en ayudas por cabeza de ganado -una demanda también de nuestros ganaderos-, dando más apoyo a estos ganaderos frente a otros productores, de tal forma, que se puedan compensar las externalidades que ofrece a la sociedad en su conjunto. Se trata de un cambio verdaderamente disruptivo. En este sentido, un mayor «reverdecimiento» en la futura PAC, debe ir más encaminado a fomentar y hacer rentables las producciones extensivas -también agroambientales y ecológicas-, que al modelo de ‘pago verde’ actual, que prima a los productores más rentables. Al igual que el ‘pago básico’ en nuestro país basado, incomprensiblemente y de forma injusta, en referencias históricas que priman a los que tienen mayor rendimiento productivo, homogeneiza, crea mayor burocracia y aporta escasas ventajas para el medio ambiente.

Es el momento de cambiar el rumbo, para no tener que arrepentirnos en unas décadas de haber perdido esta forma de vida, la de los ganaderos extensivos, que son los garantes de la pervivencia de nuestras razas ganaderas autóctonas y del territorio y el paisaje en el que se asientan muchos de nuestros pueblos, incluso de la salud de nuestros alimentos.

Estamos a tiempo.

Y mientras, cada día, nuestros pastores seguirán enseñándonos cómo hacer el verdadero desarrollo rural, el de aquellos que viven y piensan en nuestros pueblos, ¡demostrémosles nuestro agradecimiento!

 

 

 

 

Comments
4 Responses to “Las ovejas bomberas: la joya de nuestra ganadería”
  1. Melchor Guzmán dice:

    Paco, querido Consejero, me alegro mucho de esas medidas que vais a tomar en beneficio de la ganadería extensiva. Los hechos son tozudos y dicen que a pesar de todos los esfuerzos sigue disminuyendo el censo de ganadería extensiva. Queremos pensar que desde hace unos años la sociedad se está dando cuenta del valor que las razas autóctonas aportan a la sostenibilidad de los territorios, el papel fundamental que nuestros pastores han jugado para legarnos los paisajes que hoy tenemos. Desde la Administración tenemos que preocuparnos esencialmente de que el discurso político y las medidas que se toman sean coherentes y en definitiva sirvan para mejorar la realidad, para dar respuesta efectiva a las demandas sociales. Aunque, desafortunadamente, la brecha existente en ese sentido parece que se agranda por momentos.
    Sin duda una buena fórmula de estimular y recuperar la ganadería extensiva es aumentando la concienciación social sobre la profesión de pastor, reconociendo el trabajo que han hecho tradicionalmente, dignificando la profesión, despojándola de esa carga tan pesada que la relacionan con el sufrimiento, sin vacaciones, ni descansos, sin comodidades, …… Cuando deberíamos hablar más de los aspectos positivos que tiene la profesión en cuanto a autonomía, contacto directo con la naturaleza, creación de riqueza, proyección de futuro, ….Tendríamos que considerar a los pastores como auténticos emprendedores agroambientales. El papel que este tipo de práctica ganadera tiene para mantener “límpio” el monte esta ayudando mucho a nivel social, en los últimos años, en cuanto a “ver” al pastor y valorar la labor que hace.
    Añado dos enlaces de videos que intentan avanzar en lo que estamos diciendo, el primero corresponde a un proyecto de investigación sobre la sostenibilidad del caprino extensivo de leche (la buena leche), y el segundo lo han hecho un amplio grupo de mujeres ganaderas de España (ganaderas en red) que tiene la frescura y la fuerza que da vivir la realidad (hay que escuchar los mensajes del texto de la versión de la canción).
    Ojalá coincidamos pronto en algún lugar.
    Ánimo con la tarea y un abrazo

    • Estimado, Melchor. Muchas gracias por tu comentario y por seguir el
      Blog. Y en un día como hoy, feliz Navidad.
      Comparto tu reflexión sobre el papel de los pastores y de la ganadería extensiva. Tenemos muchas expectativas puestas en su resultado, entre otras cosas en la percepción social del papel que representa este tipo de ganadería, por ejemplo, en la prevención de incendios forestales. También estamos pensando en un proyecto parecido a una escuela de pastores, que espero podamos
      presentar pronto.
      Un saludo

  2. Juan Manuel dice:

    De nuevo oportuno comentario querido Paco .
    Sin duda no es una idea de «bombero» lo de las «ovejas bomberas».
    Me parece especialmente interesante las líneas de ayuda articuladas en esa Comunidad Autónoma orientadas a hacer rentable la ganadería extensiva.
    Me permito sugerir el visionado de un documental sobre la importancia de las razas autóctonas elaborado por el Ministerio de Agricultura y otro sobre las complejas relaciones entre la ganadería extensiva y el lobo producido por UPA

    y consultar la abundante bibliografía producida por el Ministerio sobre los temas de ganadería extensiva y trashumancia.
    Efectivamente si no se se producen las modificaciones en la PAC que apunta Paco se seguirá despoblándose el medio rural , perdiéndose paisajes y ecosistemas y habrá que seguir padeciendo los efectos de los incendios .
    Hay que mantener «las ovejas bomberas»

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