A vueltas con la vendimia

Hablábamos en este mismo foro hace unos días del inicio de la vendimia en España y analizábamos en detalle el porqué del precio de la uva, las diferencias entre diferentes campañas y las relaciones entre los distintos eslabones o grupos de interés en el sector vitivinícola.
Aprovechando que la vendimia ya prácticamente se ha generalizado en toda España y a petición de algunos lectores del blog, interesados en cuestiones relativas al vino, nos adentramos hoy en otras cuestiones que rodean a la elaboración de vino.
Pues bien, a pesar de que parece que la cosecha no va a ser histórica, sí es cierto que la vendimia está siendo grande, y que en Castilla-La Mancha, la principal zona de producción en España con más del 50% de la producción nacional, algunas bodegas están teniendo problemas para absorber la entrada de uva diaria que se está produciendo esta campaña. Las lluvias de los últimos días y la urgencia por recoger la uva, ya madura, cuanto antes para evitar riesgos de podredumbre, están haciendo que los agricultores se afanen y las vendimiadoras trabajen sin descanso.
Pero la cuestión es más profunda. De nuevo se debate sobre las enormes producciones de las nuevas plantaciones en regadío, que han multiplicado por dos, por tres, e incluso por más, las producciones de las cepas antiguas. Ante esto, cabe el análisis de que los viticultores intentan buscar (como es lógico) el máximo beneficio. Y esto se debe, también,pese al esfuerzo que ya hacen algunas bodegas particulares y cooperativas, a que muchas de estas empresas siguen sin diferenciar a la hora de fijar el precio de la uva, entre variedades y calidades, desincentivando el mantenimiento de cepas viejas poco productivas, o la inversiones en variedades diferentes a las autóctonas.
Es necesario que el sector se convenza de las bondades de apostar por la calidad -en lo que se ha avanzado mucho en los últimos años, pero todavía de manera insuficiente- y apueste por «premiar» a aquellos que hacen el esfuerzo de mantener las cepas más viejas o introducir variedades poco productivas, pero reconocidas por el mercado.
Un elemento también a tener en cuenta en la vendimia, es el reiterado incumplimiento de algunas bodegas, de los plazos de pago recogidos en la normativa, tanto para la uva como para el vino, 30 y 60 días respectivamente (http://www.vidarural.es/noticias-bodegas-incumplen-forma-sistematica-plazos-pago-al-viticultor-recogidos-ley-morosidad/1/9439.html?utm_source=feedburner&utm_medium=twitter&utm_campaign=Feed%3A+NoticiasVidarural+%28Noticias+Vida+Rural%29), lo que se une a que la campaña se inicie sin conocer el precio al que se va a pagar la uva, práctica habitual que perjudica a los viticultores.
En esta cuestión, hay que exigir mayores esfuerzos a la Administración, de tal forma que se avance en la obligación -real, no teórica- de que los vendedores conozcan, con anterioridad a la venta, el precio al que le van a pagar su mercancía y cuenten con un contrato de compraventa, que, en el ámbito de las Denominaciones de Origen, podría, incluso, seguir un modelo único, pactado antes de que comience la campaña.
Todo esto, en relación a la uva. Pero el problema no acaba aquí, ni mucho menos. Continúa -e influye en todo lo contado hasta ahora-a partir del momento en que la uva se transforma en mosto y, ya fermentado este, en vino. Las fluctuaciones de precios de una campaña a otra -en ocasiones sin motivo aparente- e incluso dentro de una misma campaña, son frecuentes. En esta, hoy, ya se paga menos por el mosto de pileta (el primero y el de mayor calidad) de lo que se empezó pagando hace unas semana. Esto afecta luego al valor del vino en general, a aquel que está destinado a la destilación, e incuso a los subproductos de la vinificación, generando incertidumbre e inestabilidad en el sector.
Y esto ocurre porque sigue sin trabajarse en la necesaria sostenibilidad del sector de tal forma que se garantice la viabilidad de agricultores, bodegas, destiladores y elaboradores de mosto.
Baste un ejemplo para hacerse idea de la situación. La primera vendimia de la actual OCM -a punto de ser sustituida por la nueva de la que hablaremos en una próxima ocasión-, 2008, el vino para elaborar alcohol de uso de boca se vendió a los destiladores a un precio medio de 1,3 euros el hectógrado (unos 5 millones de hectólitros sobre una producción media de vino en España de 40 millones). La campaña pasada el precio alcanzó los 5 euros, el mismo que para el vino vendido para consumo directo….no parece razonable, y esto puede hacer que falle alguno de los eslabones del sector, desaparezca, y no haya forma de dar salida a toda la producción…
Y todo esto, siempre termina en el consumidor. A pesar de los excelentes datos de exportación de los últimos años -algo «menos buenos la campaña que acaba de finalizar- (http://www.oemv.es/esp/-oemv.php)- no puede ser que un sector con más de 150.000 viticultores y 6.000 bodegas, que ocupa, en superficie de viñedo plantado, cerca de un millón de hectáreas, pueda «presumir» de un consumo por habitante y año de alrededor de 12 litros por persona y año. Los datos son alarmantes (http://www.mercadosdelvino.com/los-espanoles-solo-consumieron-una-botella-de-vino-en-todo-el-mes-de-julio/) y urgen a que desde el sector y la Administración se apueste por difundir lo que el vino representa, poniéndolo en valor, como algo propio, cultural y sociálmente, y que repercute directamente en la renta de los agricultores, y en el desarrollo del medio rural.
Como ejemplo de todo ello, merece la pena traer aquí, para los que no lo hayáis disfrutado todavía, el soneto de Jorge Luís Borges que, en forma de comentario, nos dejó, al post de hace unos días, un buen amigo del blog.
¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
Continuará…