DESPUÉS DE LA VENDIMIA; ¿AHORA QUÉ…?

A estas alturas del año, ya podemos afirmar, sin equivocarnos, que la vendimia ha finalizado en España. Aunque no se dispone del dato final de producción, podríamos anticipar un volumen de alrededor de 43 millones de hectólitros de vino y mosto. Esta cifra es sensiblemente inferior a la de la campaña pasada; casi 10 millones de hectólitros menos. En Castilla-La Mancha, la principal región productora, las estimaciones apuntan a unos 23 millones de hectólitros. Los datos no son todavía definitivos, y aún queda mucho para que lo sean, lo que nos lleva a la primera reflexión: ¿Para cuándo la reforma de los mecanismos de obtención de datos de declaraciones de cosecha y producción? No es entendible, y menos en un sector tan necesitado de transparencia como este, que meses después de finalizada la vendimia, año tras año, no se disponga de los datos con exactitud.
En segundo lugar, conviene hacer unas reflexiones sobre la vendimia en sí.
Por los datos referidos, podemos decir que se trata de una campaña normal, algo más elevada que las de las últimas cinco campañas (exceptuando la cifra record de la campaña pasada), pero, más o menos, en las cifras medidas del último decenio. Particularmente, en Castilla-La Mancha, la uva recogida es de gran calidad, lo que abre las expectativas de vinos de excelente nivel en los próximos meses. Esto unido a las campañas normales (o incluso algo cortas) de Francia e Italia (las últimas previsiones apuntan a 46 y 42 millones de hectólitros respectivamente) debería haberse traducido en buenos precios para la uva. Nada más lejos de la realidad. Los precios en las principales zonas productoras (particularmente Castilla-La Mancha y Extremadura) han sido bajísimos, como no se recordaba en las últimas décadas. A modo de ejemplo, podemos citar aquí las 3,20 pts/kilogrado de la tinta DO Valdepeñas, o las 2 pts/kilogrado del airen DO Mancha, aproximadamente unos 25 y 15 céntimos de euros por kilo de uva, respectivamente. Son precios insostenibles, que no aseguran la rentabilidad de las explotaciones y, consecuentemente, ponen en peligro el futuro del sector.
Algo mal han debido hacerse las cosas para llegar a esta situación. Sin duda, en ello ha influido la falta de impulso de la administración regional competente, con escasa o nula planificación a medio plazo. Lo que sorprende aún más, teniendo en cuenta que desde que se inició la vendimia de la campaña pasada, allá por agosto de 2013, todo el sector conocía la situación a la que se iba a enfrentar en la primavera de 2014, para poder “vender” un cosechón como el de la campaña pasada.
Es en el mes de julio (¡) cuando se activan las alarmas, y entra en acción el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (y no las Consejerías de agricultura de las zonas afectadas, particularmente Castilla-La Mancha ,y a mucha distancia, Extremadura). La no disponibilidad de fondos nacionales para poner en marcha la destilación de crisis, hace que se apruebe una norma de comercialización (para un análisis más detallado, ver www.ruralsiglo21.wordpress.com). Solamente su anuncio ya tuvo consecuencias.
De forma resumida, la norma consistía en sacar del mercado hasta 4 millones de hectólitros de vino sin indicación geográfica, que pasarían al mercado del alcohol de uso industrial o energético, a precio de venta “cero”. En teoría, afectaba, a las Comunidades Autónomas con una producción en la campaña 2013-2014, un 50% superior a la media de las últimas cuatro campañas, y a bodegas con rendimiento como mínimo superior a 80 Hl/ha. Algunas cuestiones quedaban sin concretar, a la espera de conocer cifras de existencias oficiales. Todo esto, que se acordó en el mes de julio, se publicó el 13 de septiembre en el BOE. Para esa fecha, ya se habían producido los efectos previsibles; caída en picado de los precios del vino ante la amenaza de una destilación obligatoria sin precio en caso de elevadas existencias, e inicio de la vendimia con precios de la uva ruinosos para los viticultores. También se conocía que no se iba aplicar, pues las existencias se iban a reducir (aunque habrá que comprobar las cifras cuando se conozcan con precisión los datos de exportaciones y consumo interior desde el mes de julio) y no existía interés en “meterse en el lío” de esta destilación obligatoria. Y todo esto, con la vendimia de la campaña siguiente, 2014-2015, ya en marcha…
A pesar de que, según los datos oficiales, las existencias de vino y mosto en Castilla-La Mancha -en realidad, la única Comunidad Autónoma afectada- a 31 de julio de 2014 ascendían a 13,5 millones de hectólitros, frente a 7,9 millones de hectólitros en la misma fecha de 2013 (lo que supone un incremento del 71%), la norma no se va a aplicar, porque, según datos del Ministerio, sólo 800.000 hectólitros se encuentran en Comunidades Autónomas y bodegas que cumplen los requisitos citados anteriormente. En fin, muchas dudas sobre la norma de comercialización, que ha tenido un efecto perverso sobre la rentabilidad del sector. En definitiva, para este viaje no hacían falta estas alforjas…
Y a partir de ahora, una vez finalizada la vendimia, toca comercializar los vinos, tarea prioritaria de las bodegas. Una herramienta clave para conseguir la necesaria sostenibilidad del sector, es la recién creada Interprofesional del Vino. La Interprofesional nace con el lastre de no incluir a destiladores y productores y comercializadores de mosto, pero ha de contar con ellos, para una cuestión tan básica como la planificación de campaña y del sector a medio y largo plazo; cuestiones a las que el sector está muy poco acostumbrado. Otra cuestión en la que debe avanzarse es en la transparencia de precios, establecimiento de contratos tipos y exigencia en el cumplimiento de la ley (particularmente de la Ley de la Cadena Alimentaria, en cuanto a pago de la uva y del vino, en los plazos máximos establecidos). No basta que se haga promoción del consumo moderado de vino. La promoción es cuestión necesaria para la Inteprofesional –sin duda, imprescindible-, pero ni mucho menos suficiente.
Otra asignatura pendiente es, sin duda, la apuesta por la calidad y por los deseos de los consumidores, diferenciando en el precio de la uva en función de estos dos importantes indicadores.
Para finalizar, no olvidemos que para poder conseguir estos objetivos, es necesaria una verdadera implicación de la Administración. No basta eso de que como el sector ya tiene Interprofesión, el tema no compete a las Consejerías de Agricultura o al Ministerio. Ni mucho menos. Es preciso el impulso y la tutela de la Administración en un sector tan complejo y tan importante, como el sector del vino.
NOTA: El artículo se publicó en Mundo Agrario el 31 de octubre de 2014
Hola Paco. Espero que sea de tu interés el libro sobre economía del vino en España y el Mundo que hemos publicado
Un abrazo
http://www.publicacionescajamar.es/series-tematicas/economia/la-economia-del-vino-en-espana-y-en-el-mundo/
Muchas gracias, Sebastián. Lo leeré con interés, e invito a los lectores del blog, interesados en el mundo del vino, a hacerlo.
Un abrazo
Reblogueó esto en VINOSCENCIBEL.